Se aproximan los
cuadrangulares de la Liga Postobón II y como es costumbre todos los hinchas
sacan sus calculadoras y empiezan a hacer cálculos extraordinarios de cómo sus
equipos tienen opciones de clasificar, de pronto asustados, pues de antemano
saben que pasarán diciembre sin fútbol. Faltando dos fechas por jugarse son
muchos los teoremas, fórmulas y estadísticas que los apasionados por este
deporte empiezan a enumerar.
Los más osados
sacan sus cálculos desde el inicio de la temporada cuando solo tienen una
fórmula que es ganar todo de local y sumar punticos de visitante. Bastante
difícil es esta pues por lo general tenemos que derivar la inconsistencia de
nuestro fútbol como una balanza desequilibrada donde los equipos colombianos
nos acostumbran a jugar bien, regular o mal durante toda la temporada, así las
cosas, los promedios de rendimiento como local y visitantes son relativos.
Por eso, no es
extraño que la prensa especializada empieza a titular cuáles son las opciones
que mantienen nueve equipos por cuatro cupos a la semifinal del rentado
nacional. Así las cosas se ha empezado a hablar de cómo Santa Fe y Once Caldas
que son los escoltas de los nueve, teniendo 19 puntos, tienen una leve
probabilidad de pasar a cuadrangulares y ser campeones.
Empiezan
entonces los análisis a la tabla de posiciones y los partidos restantes que
cualquiera que medio entienda de fútbol lo puede hacer. Lo importante es ganar
los puntos que quedan, es la variable que no se puede romper. Que pierda este
contra rival directo y así nos pegamos más al lote. Este otro pierde de local y
gana de visitante. En un par de segundos el equipo está clasificado como por arte
de magia cuando la realidad y objetividad es que los que van arriba tienen la
primera posibilidad.
En este aspecto,
los últimos que pierden la fe son los jugadores y cuerpo técnico de los equipos
que mantienen posibilidades matemáticas de clasificar. En ocasiones, una idea
absurda que solo sacan a relucir para tratar de enmendar los puntos perdidos
durante el torneo y defender así su permanencia en los equipos. Pero bueno, no
hay mal que por bien no venga, pues si se trata de rezar creo que todos los
jugadores y técnicos del fútbol son igual o más creyentes; así que la fe no se
puede ir hacía la gloria del señor, sino a sus habilidades que el señor les
brindó.
Por mi parte,
debo decir que este tipo de cálculos los vengo realizando desde que se
inventaron esto de los cuadrangulares. Soy un tipo creyente pero me fijo más en
la ciencia así que siempre hago los cálculos antes mencionados, aunque
mesurados. Aunque mi esperanza de hincha me dice que tenga fe hasta el último
minuto.