Desde el momento en que el
arbitro Sebastián Restrepo señaló el final del partido contra Equidad en el
estadio El Campín, todos los hinchas de Santa Fe vivimos con una sola palabra:
ansiedad, y no es para menos, hace 37 años no éramos campeones y muchos de
nosotros no lo vimos coronarse.
Por Gabriel Robles
@GaboRoblesP
@GaboRoblesP
El 15 de julio de 2012 se
convirtió para nosotros una fecha esperada, queríamos que los días pasaran
rápido, no podíamos concentrarnos en nada y los más fervientes no habíamos
podido dormir con tranquilidad , hasta soñábamos y teníamos pesadillas con ese día.
Yo por lo menos soñé que Ómar Pérez hacia un gol espectacular en el minuto
final y levantábamos la copa, al día siguiente tuve la peor pesadilla, perdimos
con un autogol de Otálvaro.
Dos días antes de saber si ese
domingo fuera un sueño o pesadilla, tuvimos varias emociones, tristezas,
alegrías, angustias y rabia, algo normal para un hincha ‘Santafereño’, lo
diferente es que estas sensaciones no se generaron en el estadio o frente a un
televisor viendo un partido. Esta vez lo sentimos en la calle, en medio de
filas enormes tratando de conseguir una boleta para la gran final.
Es verdad que ante un tipo de
partido como este era de esperarse que conseguir una boleta iba ser tan difícil
como conseguir la séptima estrella y que no todos los que querían asistir lo
iban a lograr, pero también es cierto que las cosas sí se pudieron manejar
diferente y hacer menos doloroso el hecho de no conseguir la tan anhelada
boleta.
Son muchas las razones que
desde mi punto de vista hicieron que el caos y el desorden fuera lo único
constante en cada punto de venta:
1.
No tener en cuenta las ventajas
de Internet: ignorar las facilidades que da la tecnología, es
estar 50 años atrás. No es posible que no se hubiesen podido comprar boletas
por Internet desde TicketShop, no solo para la final, durante la temporada
nunca se tuvo esto como opción, en cambio quien sí la tuvo fueron los
revendedores, tan solo unos minutos después de vender las primeras boletas ya
habían cientos disponibles en MercadoLibre ofrecidas por revendedores.
2.
Falta de información y unidad
de la misma: durante la semana se dijeron muchas cosas y
desde fuentes oficiales, el presidente de Santa Fe, César pastrana dijo
inicialmente que se venderían cuatro boletas por persona, luego dijeron que tres,
después dos y finalmente una. En los puntos de venta nadie decía nada, nadie
tenía una información clara para darle a la gente y la especulación
finalmente reinó. Algo muy malo, pues todos sabemos lo peligroso de especular
frente a miles de personas que habían aguantado sueño, hambre, frío etc.
3.
La reventa sospechosa: este
problema es inevitable en un país como el nuestro en donde reina el desempleo y
cualquier posibilidad de ganar dinero es válida, aunque muchos hinchas
pudieron programar todo para pasar la noche en la calle, para nadie es un
secreto que fue a los revendedores a quienes les quedó más fácil pasar una, dos
y hasta tres noches en una fila, pues es su trabajo.
Lo extraño del caso fue la
demora en la llegada de las boletas a los puntos de venta, si se sabía que
mucha gente llevaba horas y días esperando frente a un punto de venta lo mínimo
fue haber cumplido con empezar la venta desde tempranas horas, hubo lugares en
los que solo hasta medio día se comenzó a vender. No quiero ser
imprudente pero lo puedo pensar y es que la demora se debió a que estaban
separando las boletas que se tenían comprometidas para amigos, conocidos,
“socios de negocio” y “otros clientes”. Sé de funcionarios de TicketShop que
cobraban 25 mil pesos por “separar una boleta”.
En general considero que sufrimos
demasiado, que nos maltrataron y que de lo que pasó se tiene que aprender, sobretodo
corregir y ojalá investigar.
Aquí seguimos y seguiremos en
las buenas y en las malas, sea frente al TV o en el estadio, todos los ‘Leones’
queríamos que el domingo llegara la séptima estrella para celebrar, calmar esta
sed de triunfo y sobre todo volver a dormir.
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